Enseñar es un privilegio, por lo tanto quien enseña debe asegurarse de que sus estudiantes están más que aprendiendo, motivados. Después de la pandemia del COVID 19 hay una gran cantidad de estudiantes aislados y desanimados, especialmente en las clases virtuales. Sin embargo, si el professor se esfuerza por practicar actividades en la que los estudiantes interactúen y colaboren con sus compañeros, un ambiente en el que los estudiantes se sientan incluidos en la clase, puede ayudar a que tengan un mayor rendimiento académico. Además, valorar a cada estudiante sin importar su cultura o religión, porque tenemos diferencias pero somos todos humanos.